Antes de nada, precalienta el horno a 250ºC.
Estira bien la masa de la pizza sobre una superficie plana. Espolvoréala con harina para que la masa no se pegue.
Unta la masa con la salsa de tomate y echa el orégano por encima.
Reparte los diferentes quesos por la base de manera estratégica. ¡Como si jugaras al Tetris!
Cuando tengas todos los quesos bien repartidos, mete la pizza en el horno durante 10-12 minutos a 230ºC.
Cuando la veas crujiente, sácala del horno y échale un chorrito de aceite de oliva.
¡Decora con rúcula fresca y listo!
Si ya se nos cae la baba así, ¡imagínate con una copa de Sangre de Toro Tempranillo! ¡Salud!