Pela las patatas, lávalas y córtalas en rodajas.
Corta la cebolla en juliana.
Pon a calentar abundante aceite de oliva extra en una sartén. Una vez caliente, vuelca las patatas y la cebolla, asegúrate de que quedan bien cubiertas por el aceite.
Échale sal al gusto y fríe a fuego suave durante 20 minutos hasta que las patatas estén muy tiernas. Las puedes ir aplastando con una espumadera.
Mientras tanto, bate los huevos con una pizca de sal en un recipiente hondo.
Cuando la cebolla y las patatas estén listas, escúrrelas bien del aceite, colócalas en el recipiente con los huevos, añade la trufa negra y mezcla bien los ingredientes.
En una sartén, echa una cucharadita de aceite. Una vez caliente, añade la mezcla de huevos y patatas.
¡Se acerca el momento crítico del partido! Una vez el huevo esté cuajado, da la vuelta a la tortilla poniendo un plato sobre la sartén y volcando la tortilla sobre él con un giro suave pero firme.
Desliza de nuevo la tortilla en la sartén y deja cuajar de nuevo por el otro lado.
Remata este auténtico manjar con una botella de Sangre de Toro y la mejor compañía. ¡Salud!